Croacia, Bosnia y Herzegovina, Eslovenia, Montenegro y Albania cinco naciones balcánicas que deberías conocer
Ocupada por imperios durante siglos, la zona de los Balcanes llega al siglo XXI contando su agitada historia a través de su legado, resultado del cruce de culturas y religiones, que se aprecia en la arquitectura, la gastronomía, los idiomas, entre otros puntos, con una infinidad atractivos turísticos, además de los naturales.
Integrada por doce países: Bosnia y Herzegovina, Croacia, Eslovenia, Montenegro, Albania, Macedonia del Norte, Serbia, Kosovo, Bulgaria, Grecia, Turquía y Rumanía, algunos en mayor y menor presencia, cada uno tiene una historia que contar. Se trata de una región del sureste de Europa, bordeada por un lado por el mar Adriático y por el otro por el mar Negro.
La zona está llena de naturaleza y parques nacionales, con áreas turísticas poco conocidas y una diversidad gastronómica notable, acompañada de una amplia selección de vinos. Para disfrutar del calor y el sol, puede conocerse en verano. Si se prefiere un clima más frío, con nieve y entretenerse con la práctica del esquí, el invierno es ideal, incluso es la temporada cuando la región es más visitada por los turistas. Para efectos de nuestro artículo, nos enfocaremos en las naciones ubicadas frente al mar Adriático: Croacia, Bosnia y Herzegovina, Eslovenia, Montenegro y Albania.
Croacia
Es reconocida por sus playas, un brillante mar azul ideal para navegarlo y practicar la pesca deportiva, además de más de mil islas, grandes y pequeñas. A bordo de una embarcación puede uno fondearse en una ensenada deshabitada del Adriático
Un recorrido marítimo puede ser entre las ciudades costeras de Dubrovnik a Split, ambas con monumentos catalogados por la Unesco, con obras arquitectónicas bien conservadas. Su estilo de vida actual ofrece a los visitantes abundante diversión y una gastronomía excelente.
Dubrovnik mantiene su casco antiguo rodeado por una imponente muralla de piedra con vistas al mar Adriático. Por su estilo, sus calles empedradas fueron escenario del rodaje de la serie de televisión Juego de Tronos.
Frente a Dubrovnik están las Elafitas, una serie de 14 islas, tres de ellas habitadas (Kolocep, Lopud y Sipan), con edificaciones que incluyen castillos e iglesias de siglos pasados. Otra isla es Mljet, el parque marino más antiguo de Croacia, y el Parque Nacional Mljet. Desde el mirador de Montokuc admira el verdor de la zona. Otras islas son de Hvar, una de las más populares de Croacia, punto de parada de muchos famosos en sus cruceros por sus playas y destino de fiestas; otras islas son Stiniva, Bisevo, Paklinski Otoci y Brac, antes de atracar en Split.
Dalmacia es la zona más conocida de Croacia, donde el atractivo son sus innumerables islas, playas y su capital, la antigua ciudad costera de Split. Sus aguas son también un paraíso para los aficionados a la pesca de atún.
Zagreb, la capital croata, es vibrante y cosmopolita, combinando su carácter histórico con un toque moderno. Y con lugares como el Parque Nacional de Plitvice, su casco antiguo y la centenaria plaza Ban Jelacic. Está llena de diferentes estilos arquitectónicos y murales de artistas callejeros locales y recompensa a quienes la visitan a pie. Para hospedarse en Zabreb, están los hoteles Esplanade Zagreb Hotel, Sheraton Zagreb Hotel y Amadria Hotel Capital. En la parte gastronómica, Dubravkin Putt y Noel son los restaurantes reconocidos por la guía Michelin con una estrella.
Eslovenia
Este pequeño país, ubicado en la cara soleada de los Alpes julianos, cuenta con su encantadora capital, Liubliana, el lago Bled, históricas ciudades costeras y paisajes naturales. La belleza no es sólo superficial: también es conocida por una de las cuevas más increíbles del mundo, la cueva de Postojna. Para el senderismo, cuenta con 10,000 kilómetros de rutas y 352 picos de más de 2,000 metros de altura.
El lago Bled y su isla-iglesia con las montañas al fondo es la vista más reconocible de Eslovenia, dentro del Parque Nacional de Triglav, el único en esta nación, forma parte de la Reserva de la Biósfera de los Alpes Julianos, por donde serpentea el río Soca. Dar un paseo en barco hasta la isla, visitar el castillo Bled, el más antiguo de Eslovenia (1004), o probar el postre local “kremsnita” son algunas de las razones por las cuales ir este mágico lugar nominado a ser una de las Siete Nuevas Maravillas del Mundo.
La cueva de Postojna, la más famosa de Eslovenia, invita a dar un paseo en su mini ferrocarril subterráneo para explorarla y tener la oportunidad de ver un proteus, un sorprendente anfibio endémico.
En el corazón del Parque Nacional de Triglav se encuentra el lago Bohinj, rodeado por las montañas más altas de Eslovenia. Es un paraíso para los amantes de las actividades al aire libre, con posibilidades de realizar diversas actividades en la naturaleza –senderismo, cañonismo, kayak, entre otras.
Eslovenia tiene una reducida pero hermosa costa de 42 km, con pintorescas ciudades mediterráneas. Con su encantadora arquitectura veneciana, Piran es un destino de visita obligada, incluidos sus Festivales de la Sal y el Festival Tartini, en honor al músico local Guiseppe Tartini (1692-1770).
En la capital, Liubliana, la hotelería de lujo la encabeza el hotel Intercontinental Liubliana, el más alto de la ciudad, con el B-Restaurante del chef Kommen Bakic, galardonado con un premio Michelin. Zlata Ladjica se localiza en uno de los edificios más representativos de la capital desde 1926 y con el paso del tiempo ha evolucionado con el tiempo. Kendov Dvorec es un palacio convertido en hotel, con reconocimientos de Michelin por su restaurante.
La Guía Michelin colocó en Eslovenia 63 restaurantes. El restaurante Hisa Franko, con Ana Ros, en Kobarid, localidad ubicada cerca de la frontera con Italia, ha conservado su máximo galardón de tres estrellas, mientras que el restaurante Milka, en Kranjska Gora, en la triple frontera con Austria e Italia, con David Zefran, ha vuelto a recibir dos estrellas por parte de los jueces Michelin. Ocho restaurantes eslovenos, cada uno en una ciudad diferente, tienen una estrella, incluido el recién aperturado Pavus, en Lasko.
Bosnia y Herzegovina
Situada entre Croacia, Serbia y Montenegro, Bosnia y Herzegovina es resultado de la mezcla de culturas de todos los Balcanes, con restos del Imperio Otomano repartidos por todo el país. Esto es evidente en sus bellas y coloridas ciudades, como Mostar y Sarajevo, su capital.
La riqueza cultural, el ritmo de vida relajado, la arquitectura turca y la asombrosa comida se entremezclan. En 1984, Sarajevo fue sede de los Juegos Olímpicos de Invierno 1984, con las montañas Bjelasnica, Jahorina, Igman y Trebevic pertenecientes a los Alpes Dináricos.
Visitar el Puente Latino (Latinska Cuprija) que cruza el río Miljacka entre Obala Culina Bana y Obala Isa-Bega Ishakovica es conocer parte de la historia. Construido en la época otomana, sus cuatro arcos de piedra se remontan al menos a 1565. El 28 de junio de 1914, el mercenario serbio Gavrilo Princip asesinó al archiduque Franz Ferdinand y a su esposa Sophie mientras realizaban un viaje de Estado a Sarajevo, eligiendo la esquina norte del Puente Latino para cometer su crimen, desencadenando los acontecimientos políticos que conducen al estallido de la Primera Guerra Mundial. Hoy en día, una placa marca el lugar y retratos de Princip y Franz Ferdinand en el exterior del Museo de Sarajevo.
El Túnel de Sarajevo (Tunel Spasa), convertido en museo de guerra (1992-1995), es la mejor manera de aprender sobre el Asedio de Sarajevo en Bosnia. Cavado a mano con palas y picos, el túnel de 800 metros sirvió como salvavidas para la ciudad en 1993, conectando los vecindarios de Dobrinja y Butmir con el territorio bosnio libre más allá del aeropuerto de Sarajevo. Una vez finalizada la guerra de Bosnia, la casa cuyo sótano servía de entrada al túnel se convirtió en museo.
Los visitantes pueden ver una película de 18 minutos sobre la guerra, el bloqueo y la experiencia del túnel, y ver fotografías, mapas, equipo militar y uniformes, así como herramientas y documentos. Los viajeros también pueden ingresar a unos 20 metros del túnel. El museo es una parada en casi todos los recorridos con temas de guerra de Sarajevo.
Recorre el bazar Bascarsija, un mercado vibrante y bullicioso donde varias mezquitas y hammams (baños) se remontan a 1462, cuando el país estaba bajo el dominio otomano. En el siglo XVII era un próspero centro comercial con miles de talleres que practicaban decenas de artesanías, desde caldereros hasta alfareros y joyeros, en medio de mezquitas y minaretes. Otro atractivo es la Mezquita Gazi Husrev-beg, construida en 1530. La hotelería en Sarajevo es internacional, con sitios del nivel Swissotel Sarajevo, Bosmal Arjaan by Rotana, Malak Regency Hotel, Ha Hotel Mostar y Hotel Park.
La costa de Bosnia y Herzegovina es Neum, el único pueblo costero de la nación, con un litoral de 24.5 km. La milenaria ciudad de Mostar, construida a orillas del río Neretva, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Pasear por sus calles empedradas y el reconstruido Puente Viejo, protegido por la Unesco, que conecta las dos orillas de la ciudad, es viajar por el tiempo. Sus 17 mezquitas son recuerdos de la influencia otomana que en 1468 tomaron la ciudad. Otro famoso puente, Mostar, edificado en el siglo XVI, fue bombardeado en 1993 y en 2005 vuelto a erigir.
El Parque Nacional de Una es el mayor recinto de este tipo en Bosnia y Herzegovina, y uno de los tres únicos parques preservados del país donde se protege a los río Una y Unac, y la diversidad de la flora y fauna.
La segunda ciudad más grande es Banja Luka, donde la influencia de la historia iliria, otomana, eslava y austro-húngara puede verse por todas partes. En 1969 fue parcialmente destruida por un terremoto. Otro atractivo es Pocitelj, un pueblo medieval de la época otomana, construido a orillas del río Neretva. Por su belleza, deteriorada por el paso del tiempo y las guerras, está protegida desde 1996 por la organización World Monuments Watch.
Montenegro
Montenegro cuenta con dos capitales: Podgorica y Cetiña, esta última funge como sede del gobierno. En el caso de Podgorica, fue invadida por romanos, otomanos y austrohúngaros en diferentes épocas y casi arrasada en un par de conflictos bélicos. Destaca Stara Varos, un casco antiguo que fuera una mezquita de corte turco de Osmanagic, en contraste con los edificios de estilo brutalistas de la era yugoslava.
El río Moraca ofrece una hermosa playa justo al lado del puente medieval donde desemboca el río Ribnica. Las Galerías de Podgorica contienen una buena muestra etnológica y fantásticos cuadros de artistas, como Mato Duranovic y Nikola Gvozdenovic. Para hospedarse están Bristol Hotel, Kings Park Hotel y Hilton Podgorica.
Cetiña fue la antigua sede real de Montenegro, con edificios emblemáticos, monumentos y templos. Sobresale el Hada de Lovcen, un monumento que recuerda a los montenegrinos que emigraron a Estados Unidos para unirse al ejército durante la Primera Guerra Mundial.
Con sus vastos y prístinos paisajes naturales atrae tanto a los amantes de la naturaleza como a los adictos a la adrenalina, que pueden obtener su dosis de emoción en el Parque Nacional de Durmitor mientras hacen rafting en el cañón más profundo de Europa: el del río Tara.
Kotor es una antigua ciudad costera medieval en la bahía de Boka Kotorska, rodeada de impresionantes murallas venecianas protegidas por la Unesco, y la Catedral de San Trifón del siglo 12. Cerca está la glamurosa Tivat, ciudad de veraneo de artistas y aristócratas, quienes arriban a la lujosa marina en sus yates.
Con 300 km de costa, destaca Herceg Novi, reconocible por la abundancia de árboles de mimosa y sus numerosos tramos de escaleras. Es ubicada como “La ciudad del sol”, gracias a la gran cantidad de días radiantes durante todo el año. Sus edificaciones van de los siglos 15 al 17. Los orígenes del turismo en Herceg Novi se remontan al siglo 19, aprovechando su clima mediterráneo, con veranos secos y cálidos, e inviernos suaves. Ahí hay grutas artificiales excavadas en la roca para ocultar submarinos durante la II Guerra Mundial.
Además de ser conocida como capital de la fiesta en Montenegro, Budva es también famosa por sus largas playas de arena y su animado casco antiguo.
El Parque Nacional Durmitor se extiende por el mayor macizo montañoso de Montenegro y alberga amplias montañas, incluida Bobotov Kuk de 2,523 m, prístinos lagos y verdes prados. También es donde se encuentra el cañón más profundo de Europa, el del río Tara.
Lovcen es otro Parque Nacional con la montaña más famosa de Montenegro y su símbolo nacional, con todo y sus 25 curvas dispuestas en 17 km para llegar a la cima en auto. Puede conocerse el mausoleo del líder más importante de Montenegro, Petar Petrovic Njegos, en la cima del pico más alto con vistas al mar Adriático.
Por último está Ulcinj, un antiguo puerto marítimo montenegrino cercano a la frontera con Albania, cuya historia se remonta a la época de los romanos. La costa de Ulcinj mide 33 km, de las cuales 13 km son de playas, haciendo un total de 25. Toma el sol en la playa de arena de Long Beach o visitar la isla del delta del río, Ada Bojana.
Albania
Conocida como el “país de las águilas”, presume sus playas increíbles y unos días de sol interminables. Cuenta con cuatro puertos: Durres, Vlora, Shëngjin y Saranda.
Aunque es menos popular como destino vacacional –apenas en 1991 empezó a ser conocida como destino turístico–, su belleza está presente. Debido a su posición geográfica, estuvo bajo dominio griego, romano y veneciano durante mucho tiempo, que se refleja en su arquitectura, como el anfiteatro romano de Durres. El Parque Nacional de Butrinto de 2,500 hectáreas incluye un parque arqueológico con restos de su pasado griego, romano, bizantino, veneciano y otomano. Está reconocido como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Ksamil es un pueblo construido en década de los sesenta, en un pequeño litoral frente a tres islotes. Sus playas de arena blanca se asemejan a las del mar Caribe. Otra playa es la de Borsh, la más larga de toda la Riviera, con seis km de longitud. Todavía existen en el territorio albanés cerca de 175 mil búnkeres, mandados a construir por Enver Hoxha, el dictador comunista que detentó el poder durante 40 años y quien temía un ataque o invasión extranjera.
Gjipe Beach es una de las joyas de la corona de la Riviera Albanesa, a la cual se llega con espectacular descenso en paredes de roca de 70 metros de altura. Los aficionados a la música disfrutarán de los festivales de verano como el festival de jazz Druga Godba de Liubliana (Eslovenia) en mayo. También hay muchos carnavales celebrando el final del invierno y la llegada de la primavera, como los carnavales de Kurentovanje en Eslovenia.
La capital, Tirana, es también una fascinante mezcla de influencias culturales y arquitectónicas, con estilo italiano, burguesa europea y brutalista, repartidas por toda la ciudad. Mezquitas otomanas, iglesias ortodoxas, edificios de trazado italiano, grises construcciones de la época socialista y fachadas pintadas con murales de colores conviven en los bulevares de estilo francés que parten desde la plaza de Skanderberg.
Hace un siglo no superaba los 10,000 habitantes y es hoy una urbe con más de medio millón de los cerca de tres millones de albaneses que residen en el país. Para hospedarse están Tirana Marriott y Radisson Collection Morina. Berat y Gjirokastra son dos ciudades Patrimonio de la Humanidad por la Unesco por sus monumentos y viviendas urbanas vernáculas durante el periodo otomano clásico, en continuidad con las diversas culturas medievales.
Texto: Amura ± Foto: Blietskiy, Rainprel, Gordon Bell, Yasonya, Kasto80, Iligirg, Sergey Dzyuba, Ucebistu, Indurango, Daniel Turbasa, Lemert, Zdeneek Matyas