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Envuelto en el remolino de la gran capital 

Del avión llegando en Charles de Gaulle al taxi, de la autopista al hotel, empieza el remolino que nos lleva a vivir de manera intensa esa corta estancia en París. Alojarse en el Four Seasons George V (www.fourseasons.com/paris/), Le Meurice (www.lemeurice.com), Le Bristol (www.lebristolparis.com), el Plaza Athénée (www.plaza-athenee-paris.com), el recién abierto y fastuoso Shangri-la (www.shangri-la.com), el Napoleón (www.hotelnapoleonparis.com) o el Victoria Palace (www.victoriapalace.com), es siempre la decisión más difícil de tomar y vivir la experiencia de esos grandes palacios es el principio de una gran aventura.

Caminar es el secreto de París, mirar las avenidas, observar los edificios, admirar los monumentos, visitar los museos y perderse en las tiendas es el sabor de sumergirse en la metrópolis que nos sorprende con los ambientes de antaño.

 

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Primera noche

Llegando al medio día, nos instalamos en el George V, donde el lujo nos acoge con elegancia. Salimos a la calle, recorriendo los Champs Elysées, la gran avenida que sube hacia el arco de triunfo con distinción y garbo, adornada con las mejores tiendas y entramos en Luis Vuitton para ver los últimos modelos. Siguiendo un camino de antojos, nos aventuramos en la calle del Faubourg Saint Honoré para descubrir Cardin, Praha, y nos seguimos por la avenida Montaigne siguiendo las vitrinas de Dior o Channel. Era un paseo por la elegancia de los grandes nombres, comprando los deseos, realizando los sueños. 

Al atardecer estábamos paseando por el jardín de las Tuileries y recorriendo la rue de Rivoli cuando decidimos irnos a cenar a Bofinger, 5-7 rue de la Bastille (www.bofingerparis.com), esa soberbia brasserie cuyo decorado conserva sus atuendos de la Belle Epoque y donde degustamos los exquisitos “Fruits de mer”, o sea fuente de mariscos y una deliciosa Choucroute con la col agria y las mejores salchichas y carnes. 

Ya que estábamos en el barrio de la Bastille, nos fuimos a tomar la copa en “La Fábrica”, un lugar de moda donde va gente elegante; pasamos por el “Sans Sons” con su ambiente refinado y muy divertido y terminamos en la discoteca “Barrio Latino” para bailar al son de la música latina. Para los que son más valientes, es posible terminar la noche en “La Luna”, un lugar muy especial y peculiar abierto hasta la 9 de la mañana.

 

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Segunda noche

Despertar en París es amanecer con el sabor de un exquisito croissant con mantequilla o un pain au chocolat, disfrutando de un café, leyendo “Le Monde” o descubriendo en el “Pariscope” las mejores obras de teatro. Salimos a recorrer las orillas del río Sena hasta admirar la Torre Eiffel y visitamos el nuevo museo del Quai Branly (www.quaibranly.fr) con su intrigante muro vegetal y su interior futuristas. Nos dejamos impresionar por la exposición de las máscaras primitivas de Nepal y la recién inaugurada exposición de “La Fabrique des Images” que revela las grandes visiones del mundo: totemismo, naturalismo, animismo, analogismo, a través de 160 obras y objetos artísticos de los 5 continentes. El sol brillaba y alumbraba el suntuoso puente Alexandre III donde lucen las hermosas estatuas y nos desviamos para admirar el obelisco y las fuentes de la Place de la Concorde. Nos instalamos para comer en el Restaurante “le Meurice”, 228 rue de Rivoli (www.lemeurice.com) en el hotel recientemente decorado con el arte de Philippe Starck, disfrutando de la excelente cocina de Yannick Alléno como el foie gras cocido con costra dulce de frutas rojas, su confit de pato en su jugo, o su pintade dorada acompañados con una botella de Romanée Conti Grand Cru 2004.

Paseamos entonces por “le Louvre des Antiquaires” para admirar las maravillosas antigüedades que venden y acabamos comprando un vaso Gallé con hermosos lirios. Terminamos nuestro día recorriendo la avenida de la Ópera, admirando el bello edificio de la ópera y no pudimos resistir en dar una vuelta en las Galleries Lafayette. 

Finalmente paseamos por los “Grand Boulevard”, descubriendo el legendario music hall “L’Olympia” donde se han presentado los más famosos cantantes de rock de los últimos 50 años, entre los que destacan The Beatles, Sylvie Vartan and Johnny Hallyday. Era el paseo favorito de los parisinos en el tiempo de la Belle Époque, donde transcurrían las novelas de Maupassant, y nos sentíamos caminando dentro de las novelas. Nos instalamos en el café de la tienda Fauchon, 30 place de la Madeleine, (www.fauchon.com) para degustar el caviar Sévruga del Kazakhastan, un Croustillant d’escargot petit-gris (empanada de caracoles con perejil), un pato asado con nabos, cetas y jugo de salami, terminando con un Mont Blanc con castañas y cassis. Fauchon es una tienda gourmet legendaria que ofrece los mejores productos. Terminando tomando unas copas en Café Oz en el 8 Boulevard Montmartre (www.cafe-oz.com) con un exquisito ambiente australiano.

 

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Tercera noche

Desayunamos en uno de los cafés típicos cerca de la avenida George V, para sentir el ambiente parisino, el olor del café expreso, el sabor del croissant y nos dirigimos al Louvre (www.louvre.fr)  para ver la exposición de “L’Antiquité Révélée”  que ilustra el nacimiento del movimiento llamado “Neoclásico” del siglo XVIII que redescubría la antigüedad. Disfrutamos también de la exposición sobre el fascinante escultor Franz Xaver Messerschmidt y dimos la vuelta para admirar la Gioconda y su eterna sonrisa.

Entonces decidimos recorrer el barrio Le Marais, empezando por la isla de la Cité donde el rey de Francia Philippe le Bel quemó a los templarios, y uno de ellos, Jacques de Molay, maldijo por 13 generaciones a los reyes de Francia mientras moría en la fogata. 

Seguimos por los callejones del Marais, descubriendo los suntuosos Hôtels Particuliers, esas mansiones que fueron construidas cuando esas tierras, que eran un antiguo pantano (por eso su nombre) rehabilitado por templarios, fueron confiscadas y ocupadas por hermosos edificios a partir del siglo XII, volviéndose un barrio elegante y aristocrático al principio del siglo XVII. Empezamos por el maravilloso Hôtel de Sens, el de Soubisse, d’Almeras, d’Albret, de Coulanges, todos lujosas mansiones de piedra, y seguimos por la rue de Rosiers en pleno barrio judío con su sinagoga, la rue des Francs Bourgeois, visitamos el museo Carnavalet y el museo Picasso, pasamos por los jardines del hôtel de Sully donde una pequeña puerta nos abrió el camino a la elegante Place des Vosges donde visitamos la casa de Victor Hugo. 

Es un paseo espectacular que nos lleva a descubrir fabulosas galerías de arte, tiendas originales, el barrio gay, el barrio judío con su imponente sinagoga, y comimos en “Le Comptoir des Mers”, 1 rue de Turenne (www.le-comptoir-des-mers.com), uno de los mejores restaurantes de mariscos y pescados donde sirve las excelentes ostras. 

Terminamos nuestro día cenando en un hermoso Bateau mouche privado, “les yacht de Paris” (www.entreprises.yachtsdeparis.fr), disfrutando de la hermosa vista en movimiento, admirando los bellos edificios alumbrados, del museo d’Orsay a la Torre Eiffel, los suntuosos puentes mientras nos servían el foie gras, el caviar y una excelente costilla de res en su jugo. Nuestra noche acaba tomando unas copas en el Buddha Bar en el 8 bis rue Boissy d’Anglas (www.buddha-bar.com), relajándonos en el ambiente de un auténtico templo hindú presidido por una espectacular estatua de Buda. Para terminar la noche, descubrimos el mundo mágico de “la Suite”, 40 av. George V (www.lasuiteparis.com) donde nos encontramos con gente famosa como Beyoncé, Mónica Belluci y Javier Barden, además de varios deportistas.

 

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Cuarta noche

Degustamos un desayuno de parisino en el café de Flore, 172 Blvd Saint Germain (www.cafedeflore.fr) para sentir el ambiente del barrio latino, cuando Apolinaire recibía sus amigos como André Breton y Aragon, cuando Jean Paul Sarte y Simone de Beauvoir tenían su mesa apartada, cuando Boris Vian animaba el lugar o cuando en la avenida se armaba la revolución de Mayo 68. Visitamos la antigua abadía de Cluny y los jardines de Luxembourg, descubrimos las extrañas tiendas de la Rue des Écoles, visitamos el Institut du Monde Arabe, 1 rue de Fossés Saint Bernard (www.imarabe.org) donde admiramos la colección del museo que presenta el arte arabo-musulmán con piezas muy escogidas y únicas. 

Después comimos en la Brasserie Lipp, 151 Blvd Saint Germain (www.groupe-bertrand.com), verdadera institución parisina que abrió sus puertas hace más de 120 años, con su famosa reputación intelectual y política, donde han comido André Gide, Malraux, Proust, St Exupéry, Camus. Mientras estábamos degustando un exquisito paté de liebre, se instaló en la mesa de junto Jean Paul Gaultier. La Brasserie es un monumento histórico por su fachada de madera de caoba, su decorado 1900, sus cerámicas murales de Léon Fargues y sus plafones de Charly Garrey. 

Seguimos nuestras visitas en la Sainte Chapelle que fue consagrada en 1248 y alberga las reliquias adquiridas por el rey San Luis. Es una obra maestra del gótico con unos soberbios vitrales y un plafón azul con estrellas doradas. Pasamos por Notre Dame, terminada en 1345 después de 200 años de construcción y sus altas torres cuadradas se alzan sobre su fastuosa fachada en medio de la isla de la Cité. En ella visitamos la capilla dedicada a la Virgen de Guadalupe. Terminamos por el quai de la Mégisserie donde venden todo tipo de plantas y animales, siempre muy concurrido con los auténticos parisinos, frente a la Conciergerie donde la reina Marie Antoinette fue encarcelada antes de ser ejecutada en 1793. 

Tras dar una vuelta por el controvertido barrio des Halles donde encontramos una fauna muy heteróclita, asistimos al concierto del Giovanni Mirabassi Trio en el teatro de Le Chatelet, place du Chatelet (www.chatelet-theatre.com), y cenamos en Le Train Bleu situado en el primer piso de la Gare de Lyon (www.le-train-bleu.com), un restaurante tradicional con el decorado original de su creación en 1901 con sus hermosas pinturas y su ambiente Belle Époque. Era como cenar dentro de un museo, degustando el foie gras cuit maison, el gigot de carnero en su jugo y un delicioso Baba au rhum. Después de cenar se nos antojó un poco de música española y acabamos en “La Serena”, 92 rue Richelieu, antes de terminar la noche tomando una copa en el Montecristo, 68 av. Des Champs Elysées (www.montecristoparis.fr) donde se encuentra el “Tout Paris” para bailar, vibrar y ver quién está hasta la madrugada.

 

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Quinta noche

Desayunamos en la lujosa sala del George V, con su decorado Art Nouveau revisitado, con sus adornos florales impresionantes debido al famoso Jeff Leatham, (www.jeffleatham.com).

Visita al fabuloso Musée d’Orsay, esa antigua estación de tren transformada en el máximo templo de la pintura impresionista. Redescubrimos a Monet, Renoir, Gauguin, Cezanne, etc, estudiando cada detalle de las extraordinarias pinturas. 

Comimos en la Brasserie Julien, 16 rue du Faubourg Saint Denis, detrás la puerta Saint Denis (www.julienparis.com), gozando de su decorado Art Nouveau mientras disfrutábamos de un salmón ahumado irlandés con colas de langostinos, un foie gras al sartén, y del tiramisú tradicional con frambuesas. 

Visitamos entonces Pigale, el barrio rojo de París con sus tiendas de ropa barata y todo tipo de ofertas y subimos a Montmartre para saborear la vista, el ambiente del Sacré Coeur, el atmósfera de la place du Tertre con sus pintores, sus cafés de artistas, sus historias de la Bohème. Terminamos el día en la explanada del Trocadero para admirar el Sena y la Torre Eiffel. Cenamos en el restaurante gastronómico de Le Bristol, 112 rue du Faubourg Saint-Honoré (www.lebristolparis.com), con sus 3 estrellas Michelin, donde el chef Eric Frechon nos sirvió unos bogavantes asados con romero acompañados de nabos al jugo de naranja, salsa de pinzas con jengibre y cilantro, y un pato laqueado con col roja e higos. Todo era exquisito hasta el soufflé de piña y fruta de la pasión

Aunque duela, hay que despedirse de París, la ciudad que nunca duerme, donde hay gustos y sabores para todos, donde la vida junta el lujo y el libertinaje, la diversión en grande y la excelente cocina, el arte y las compras de todos tipos. París es un manjar que se degusta con lujuria.

 

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Texto:  Patrick Monney ± Foto: Patrick Monney,, stock, xc, Morguefile