Rodeados de la naturaleza de la alta montaña, en Austria, Italia y Suiza se recrea el placer de la temporada de esquí con sus ambientes únicos.

Con escarpadas laderas en níveos paisajes donde el entorno colma los sentidos en las cordilleras de Suiza, Austria e Italia son la clave esencial para redescubrir el placer de esquiar y los deportes de invierno, en una fusión entre tradición alpina, confort sin artificios y toque cosmopolita.

Desde Zermatt, el destino más elevado de Europa, y hasta las panorámicas idílicas de la región de Lech Zürs y las Dolomitas, proponen refugios con un encanto particular, que los distingue como una alternativa distinta a las grandes estaciones.

 

 

 Hotel Arlberg, Lech am Arlberg, Austria [foto inicial]. Aquí se respira la herencia alpina, en un diálogo entre las memorias del pasado y un carácter contemporáneo, en un remanso ecléctico con 51 suites con una atmósfera cálida en la que se aprecian objetos que cuentan sutilmente la historia de una familia de tres generaciones, en una de las zonas de esquí más grandes del mundo.

 

 

 Beausite, Zermatt, Suiza. Un palacio belle époque que transporta al huésped a la época dorada del alpinismo. Sus espacios y 61 habitaciones rinden tributo a los pioneros de este reconocido lugar alpino, a la vez que están provistos de elementos contemporáneos de diseño que dan vida a su carácter moderno y a la vez vintage. Un ineludible en un dominio con 360 km de pistas.

 

 

 Lagació, Alta Badia, Italia. Ubicado en el entorno bucólico de San Cassiano, donde la modernidad y el campo se armonizan en un eco-resort, de cálidos y luminosos interiores en maderas, rinde un homenaje a la cultura Ladin. Absoluta sencillez sin artificios, reinterpreta la esencia del chalet para quien aprecia su independencia en un destino reconocido por su gastronomía y su cercanía con el circuito de esquí de las Dolomitas, de 1,200 km de extensión.

 

 

 Ullrhaus, St. Anton, Austria. El lujo silencioso se encarna en este hotel de diseño que subraya su inspiración en la naturaleza a través de sus 40 habitaciones. La arquitectura interior en tonos terracotas, grises y albos contrastan con las maderas en matices naturales, que son una reinterpretación del paisaje de Alps, uno de los primeros clubes de esquí a principios del siglo XX.

 

 

 Villa Flor, Engadin, Suiza. Una propiedad singular con el encanto del Art Nouveau y el modernismo. Absolutamente inédito, este hotel boutique de siete habitaciones susurra un ambiente de sofisticación creativa que evoca un toque de los años 50 con sus detalles únicos. Su privilegiada localización, a las puertas del Parque Nacional Suizo, es ideal para los amantes del esquí de fondo.