Para esta primavera, el Museo Thyssen-Bornemisza y la Fundación Caja Madrid presentan Heroínas, una travesía por las representaciones de la mujer como protagonista de roles activos y las crisis de identidad de género en el arte occidental, desde el Renacimiento hasta la actualidad. Se trata de una mirada a las figuras femeninas fuertes: activas, independientes, desafiantes, inspiradas, creadoras, dominadoras, triunfantes. En la tradición artística de Occidente la imagen de la mujer se ha visto reducida frecuentemente a dos arquetipos preponderantes y complementarios: el de la maternidad y el de objeto erótico o francamente sexual. Sin embargo, a la par de estos modelos predominantes, se han presentado en menor medida otros en los que la figura femenina se libera de su papel pasivo y sumiso para tornarse en sujeto de la acción: la caza y el ejercicio atlético, la guerra, el poder político, la magia o la religión, entre otros, muy diferentes del papel de las mujeres seductoras o complacientes. 

Esta exposición se centra en imágenes que pueden ser consideradas como fuentes de poder para las propias mujeres. Heroínas presenta más de ciento veinte obras, desde la mitología griega hasta obras revolucionarias de artistas feministas contemporáneas, un catálogo integral de personajes femeninos: Penélope e Ifigenia, Artemisa y Atenea, bacantes ebrias y ménades furiosas, Atalanta, la mujer más rápida del mundo, cazadoras y atletas, arqueras y culturistas, Juana de Arco y otras vírgenes guerreras, amazonas y valquirias, las magas Circe y Medea, Santa Catalina de Alejandría, quien convirtió a cincuenta filósofos paganos, y Santa Eulalia, crucificada como Jesús, Safo de Lesbos, María Magdalena leyendo y Santa Teresa levitando, Artemisia Gentileschi, Frida Kahlo y otras grandes pintoras. Sin seguir un orden cronológico sino temático, la muestra es también una especie de “ciudad de las mujeres” enfocada de manera especial en el ciclo de la modernidad, a partir del siglo XIX, aunque se incluyen algunas obras desde el Renacimiento.

 

 

 

 

En cada capítulo de la muestra se yuxtaponen obras de distintas épocas, lenguajes y medios artísticos para provocar una reflexión sobre lo que cambia y lo que permanece a través de esas diferencias. Y en cada capítulo, una o varias voces de grandes mujeres artistas responden a las imágenes creadas por sus ilustres colegas varones: Caravaggio, Rubens, Rembrandt, Goya, Delacroix, Pissarro, Degas, Munch, Nolde, Malevich, Hopper; artistas vivas como Marina Abramovic, Kiki Smith, Mona Hatoum, Julia Fullerton-Batten, Rineke Dijkstra y artistas de todos los tiempos que incluyen a Mary Cassat, Lee Kassner, Nancy Spero, Angelica Kauffmann y Berthe Morisot.

 

 

Los temas que explora la muestra en sus distintas salas son el entorno y la condición de las heroínas: la iconografía de la soledad, las campesinas, cariátides, las ménades y bacantes, las cazadoras y atletas, las vírgenes acorazadas y el retorno de las amazonas, las magas, mártires y místicas, las lectoras, en cuyos cuerpos leemos cómo somatizan o escenifican lo que leen. Y finalmente, después de muchas figuras femeninas producidas por varones, el último capítulo de la exposición está consagrado a las interpretaciones que las mujeres han concebido frente al espejo, lo que les permitió ser autoras o creadoras, sin dejar de ser modelos, adoptando así los dos roles al mismo tiempo: el activo o masculino de la creación, junto al pasivo o papel femenino por tradición. Esta astuta combinación de actividad y pasividad fue la clave del éxito del autorretrato femenino en una sociedad patriarcal.

 

 

Texto: Víctor Morán ± Foto: Cortesía del Museo Museo Thyssen-Bornemisza , Fundación Caja Madrid.