Ciudad escondida en Jordania

En el viaje al Líbano visitamos su entorno, Siria y Jordania, donde nos dejamos impresionar por los restos de la historia, como Palmira, Alepo, Krak des Chevaliers, Damasco, Jerash, el Mar Muerto. Petra, antigua capital de los nabateos, pueblo árabe que dominaba la región de transjordania en la época prerromana, fue uno de los lugares más impactantes, misterioso y majestuoso.

Un camino de tierra dentro de un escenario de montañas áridas nos lleva a lo largo de un río seco, hasta entrar por un siq, estrecha y sinuosa falla en la roca, que puede tener tan sólo cinco metros de ancho con unas paredes de doscientos metros de alto, formada por las fuerzas tectónicas. De repente, enmarcado por esa moldura sombreada, aparece Khazneh (tesoro), el famoso monumento tallado en la roca rojiza, con sus elegantes columnas decoradas por capiteles y bajorrelieves, de inspiración helénica: una visión insólita surgida del pasado, labrado hace más de dos mil años y de más de cuarenta y tres metros de alto.

 

 

Siguiendo el camino descubrimos otros hermosos templos, igualmente tallados en la roca, un inmenso teatro de ocho mil asientos, y los restos de una elegante ciudad dentro de un valle encerrado (siq) dentro de los djebel (montañas). Por un duro camino subimos al Monasterio, un soberbio templo con columnas y capiteles, de cincuenta metros de ancho y cuarenta y cinco de alto, que data del siglo III a. C. Una impresionante vista sobre las retorcidas montañas áridas y el Wadi Araba, mil quinientos metros más abajo, un valle que va desde el Mar Muerto hasta el Mar Rojo, recompensa el esfuerzo de la ascensión.

Petra es un tesoro surgido del pasado, escondido dentro de un misterioso cañón, obra majestuosa de un pueblo que desafiaba los romanos.        

 

Texto: Patrick Monney ± Foto: Patrick Monney.