Gracias a su ubicación en el hemisferio sur, en la capital australiana de Canberra se disfruta de un invierno fresco y refrescante de junio a agosto, que la convierte en un escape estacional perfecto del calor sofocante del verano que se anticipa en gran parte norte del planeta.

Desde buscar trufas y beber una copa de Shiraz junto al fuego en una región vinícola boutique hasta explorar museos gratuitos de clase mundial, Canberra ofrece una aventura genial en todos los sentidos de la palabra.

Estas son algunas de las razones por las que Canberra debería estar en el radar de los viajeros esta temporada:

▪ El secreto mejor guardado del enófilo. A 30 minutos de la ciudad, la región vinícola del Distrito de Canberra es una revelación para los amantes del vino que buscan la próxima joya por descubrir, ofreciendo una experiencia relajada y de alta calidad sin multitudes ni pretensiones.

La zona produce etiquetas excepcionales de Shiraz, Riesling, Chardonnay y Cabernet Sauvignon. Los visitantes pueden disfrutar de catas íntimas en lugares destacados como Clonakilla, famoso por su Shiraz Viognier; Helm Wines, ubicado en una histórica escuela del siglo XIX; y la recientemente renovada Shaw Estate, que ahora alberga un elegante restaurante de inspiración mediterránea.

Experiencias de la temporada de trufas. El invierno en Canberra marca el inicio de la temporada de trufas, y pocos lugares la celebran como Beltana Farm, un refugio agroturístico de lujo donde los huéspedes pueden participar en búsquedas de este hongo, guiados por expertos, con deliciosas cenas degustación con los hallazgos del día.

Para otra experiencia única de recolección de trufas, los amantes de la gastronomía pueden dirigirse a The Truffle Farm, la única granja comercial de trufas en una capital mundial, donde las búsquedas "de la granja a la mesa" se complementan con un brunch con infusión de trufa.

Cultura que no cuesta ni un centavo. Las atracciones culturales nacionales más importantes de Australia se encuentran en Canberra y la mayoría son gratuitas. The National Gallery of Australia alberga la colección más grande del mundo de arte aborigen y del archipiélago Torres Strait Islander; el Australian War Memorial, una visita profundamente emotiva que culmina con la Ceremonia del Último Mensaje y el Parlamento Australiano, donde los viajeros pueden participar en visitas guiadas gratuitas, ofrece una mirada cercana a la política australiana.

Naturaleza sin multitudes. Canberra es el sueño de cualquier amante de la naturaleza en invierno: los viajeros pueden pasear en bicicleta por el lago Burley Griffin, recorrer miradores panorámicos como el monte Ainslie o hacer senderismo en el National Arboretum [foto inicial] –a un minuto en auto del centro de la ciudad– hogar de más de 44,000 árboles endémicos y en peligro de extinción.

A 45 minutos en coche del centro de la ciudad, en la cordillera Tidbinbilla, el Bosque de Corin ofrece una forma ideal de disfrutar de la temporada en familia, con su zona Snowplay, donde los visitantes pueden construir muñecos de nieve, deslizarse en trineos y lanzar bolas de nieve.

▪ Après-ski como un canberrano. Para quienes buscan combinar un estilo cosmopolita con la aventura alpina, Snowy Mountains están a unas horas de Canberra. Los aficionados al esquí pueden disfrutar de las pistas durante el día y luego relajarse en la ciudad con un vino o cocteles junto a la chimenea en el Bar Rochford o con una cena refinada en Lunetta, uno de los restaurantes más nuevos de Canberra, que ofrece impresionantes vistas invernales desde su ubicación en la cima de Red Hill.