Pureza sin límites

La palabra zafiro proviene del término latino sapphirus y hace referencia a una gema azulada que pertenece a la familia de los corindones. Se trata de una de las piedras preciosas más relevantes y valiosas del planeta, junto con los diamantes.

Se cree que un zafiro simboliza la sinceridad, la fidelidad y la verdad en las relaciones humanas y es fuente de paz, sabiduría y alegría. En la antigüedad esta piedra estaba relacionada con la protección ante los malos espíritus y también se creía que el zafiro estrella era un poderoso talismán que protegía a los viajeros y buscadores.

El color más cotizado de los zafiros es el azul intenso debido a su rareza y belleza. Los yacimientos de zafiros comercialmente más importantes en la actualidad se encuentran en Australia, Birmania, Sri Lanka y Tailandia.

 

 

La elegancia también se expresa en azul

Los zafiros azules más codiciados son principalmente de Australia y Tailandia; las minas de Australia han producido zafiros azules con la más alta calidad comercial que cualquier otra fuente de la historia. Las más antiguas minas de zafiro son las de Sri Lanka, una isla cuyo patrimonio en el ámbito minero se remonta a más de 2,000 años y donde algunos de los más impresionantes anillos de compromiso de zafiro tienen sus orígenes. La isla es conocida como Gem Island debido a la variedad de joyas que se encuentran ahí, como los granates, topacios y piedras lunares, pero Sri Lanka es el más reconocido por sus zafiros, el azul de Ceilán y el zafiro llamado Padparadscha.

Tras el anuncio del compromiso del príncipe Gui- llermo y su novia Kate Middleton, todas las miradas se dirigieron de forma inevitable hacia el dedo anular de la futura princesa, que lucía un anillo ornamentado con un enorme zafiro azul (de 18 quilates y valorado en 200,000 dólares) rodeado de catorce diamantes perfectos y engastado en oro blanco, cuyo valor, según dicen, se estima en medio millón de dólares.

Se trata del mismo anillo que el 19 de febrero de 1981 el príncipe Carlos entregó a lady Diana Spencer al pedirle matrimonio. La propia Diana había escogido el diseño en un catálogo exclusivamente armado por la prestigiosa joyería Garrards, proveedores de la Casa Real, y que desde 1843 se ha encargado tanto de la elaboración y diseño de sus joyas, como del mantenimiento y restauración de las mismas.

 

Texto: Aplijsa ± Foto: Aplijsa