El corazón nativo de Alaska

En el llamado paraíso salvaje de Norteamérica, Alaska, se encuentra el lugar que combina al mundo moderno con el entorno natural de manera fascinante: Anchorage. Esta ciudad se ha convertido en la más importante del estado gracias al crecimiento en infraestructura, en compañías petroleras y de servicios, a su activa cultura -principalmente musical- y al auge turístico, concentrando también a casi la mitad de la población total de Alaska.

Pero más allá de esto, Anchorage representa una espectacular ventana a la vida silvestre y paisajes naturales.

Conserva numerosas áreas verdes, como bosques y parques, cadenas montañosas donde destacan la de Chugach, Kenai, Talkeetna, Tordrillo, Aleutian y Alaska; el monte McKinley, pico de 6.096 metros, la montaña más alta de América del Norte; glaciares en 80 kilómetros a la redonda, siendo el Glaciar de Portage el más popular; lagos de origen glacial, arroyos, ríos; las aguas de Cook Inlet, colmadas de salmón; además de una abundancia de fauna como ballenas, nutrias, alrededor de 150 especies de pájaros, alces, caribúes, osos, ovejas de dall y el águila calva.

 

 

 

Escenario moderno-silvestre

Cuando el invierno golpea con gruesas capas de nieve en las montañas de Anchorage, la ciudad se ve habitada por nuevos integrantes: alces. Pasean entre el barrio, aparecen por las calles o saludan al vecino desde su jardín. Buscando resguardarse de las bajas temperaturas y en busca de alimento, se vuelve común encontrarse con alguno en el centro de la ciudad. Aunque se trata de animales solitarios y generalmente tranquilos, el peligro que suelen representar es ante el repentino cruce en carreteras que lleva a accidentes automovilísticos, razón por la cual también se reduce la manada al morir tras el impacto de los coches, así como por la caza de los mismos.

El alce es el miembro gigante de la familia de los cérvidos y puede considerarse el más característico de Alaska. Es en este estado donde se encuentra la subespecie más grande del mundo, alcanzando un peso de hasta 800 kg en los machos y 600 kg en hembras, así como una altura de entre 1.4 y 2 metros, y entre 2.4 y 3.2 metros de largo.

 

 

Los machos poseen una vistosa y distintiva cornamenta que los diferencian de las hembras, quienes no tienen, y que les da estatus de liderazgo entre la manada al contar con las astas más desarrolladas, dependiendo de la edad. En tamaño, éstas pueden abarcar 1,8 metros de extremo a extremo y llegan a pesar hasta 20 kilos. 

Es un animal robusto, grueso, de ancho pecho; su cabeza es alargada como su hocico y cuelga piel cubierta de pelo, a modo de papada, bajo su garganta. Sus patas son firmes y altas, que terminan en pesuñas hendidas, y le permiten trotar rápidamente. El alce puede correr unos 50 o 60 kilómetros diarios, alcanzando velocidades de hasta 56 km/hr en cortas distancias y es un buen nadador.

Suelen ser solitarios en etapa madura y tras el apareamiento, pero pueden llegar a juntarse en pequeños grupos. Busca la tranquilidad, pero se inquieta en ambientes de persecución o ante la falta de alimento.

 

 

 

Debido a su deficiente sentido de la vista, su actividad se concentra durante el día y el atardecer, pero compensan su orientación con un desarrollado oído y olfato.

Resultan peligrosos en celo, incluso para el hombre, por lo que no puede considerarse un animal totalmente pacífico y sociable.

Las hembras son protectoras y defensoras de sus crías, quienes a los tres días pueden sostenerse y seguir a su madre. Los alces jóvenes acostumbran seguir con sus madres hasta el siguiente periodo de reproducción.

La proliferación de este animal atrajo a cientos de cazadores en Anchorage, con la facilidad de encontrarse alguno deambulando en la ciudad. A veces también aprovechan la muerte que les provoca la hambruna o enfermedades por esta misma condición.

Las colisiones automovilísticas en los límites de la ciudad ocasionan un descenso anual de 130 alces en Archorage.

Siguiendo con familia de ciervos, está el Rangifer tarandus granti, conocido como reno, sobre todo en Europa, y como caribú en Alaska.

 

 

 

 

La especie de caribú en Alaska es abundante, y lo diferencian del reno al no considerarlo domesticado. Habitan normalmente la tundra, montañas y lugares de pocos árboles.

Su rasgo característico es que, a diferencia del resto de los cérvidos, ambos sexos de esta especie poseen cuernos.

El caribú posee grandes pezuñas cóncavas, que le permiten desplazarse con mayor facilidad entre la nieve y sujetarse sobre piedra o hielo, así como escavar para conseguir alimento. Son resistentes para soportar su peso y para impulsarse en el nado.

Puede medir entre 1,2 y 1,5 metros hasta el lomo y pesar entre 109 y 318 kilogramos.

Tanto machos como hembras cuentan con cuernos aterciopelados, aunque el de estas últimas en edad adulta son más cortos, delgados e irregulares.

Estos animales son migratorios y se desplazan en grandes rebaños. Pueden trasladarse hasta 50 millas por día y sólo se desviarán de sus rutas frecuentes por buscar alimento.

En el verano se dirigen hacia el norte en una de las mayores migraciones de grandes animales. Suele ser un espectáculo encontrarlos en algún cruce de autopistas.

Con las primeras nieves del año se desplazan hacia el norte, y viajan en promedio hasta 2,500 kilómetros al año.

Los machos y las crías, quienes pueden mantenerse de pie a los minutos de nacer, siguen al rebaño de hembras que se adelanta en la migración.

 

 

Parte de la historia

Uno de los fundadores de Estados Unidos, Benjamin Franklin, se expresaría en contra de que el águila calva fuera adoptada como símbolo nacional; en una carta que escribió a su hija se refirió a esta decisión: “Por mi parte desearía que no se hubiese elegido el águila calva como representativa de nuestro país. Es un ave de mal carácter moral. No se gana la vida honestamente. Tal vez la habrás visto posada en algún árbol muerto a la orilla de un río, donde, muy perezosa para pescar por ella misma, observa el trabajo de las águilas pescadoras y cuando éstas diligentes aves han atrapado un pez y lo llevan a su nido para alimentar a su pareja y a sus hijos, el águila calva las persigue y les quita el pescado. Con toda esta injusticia nunca estará en buena posición, sino que, como los que se dedican a timar y robar, siempre estará pobre y a menudo mal”.

Sin embargo, la decisión ya estaba tomada; esta ave se convirtió en el símbolo nacional el 20 de junio de 1782. Emblema de fuerza y libertad, está presente en la mayoría de los escudos oficiales y en varias de las monedas.

El águila calva o águila americana es ampliamente reconocida por el plumaje blanco que cubre su cabeza y parte de su cola. Su población se distribuye por todo el norte del continente Americano, desde Alaska y Canadá, hasta el norte de México. Durante su juventud es fácil confundirla con las águilas reales, ya que sus características plumas blancas aparecen hasta los cuatro o cinco años que es cuando alcanzan la madurez sexual. Aves de gran tamaño; la envergadura de sus alas puede llegar hasta los 2.5 metros, lo cual logra apreciarse en su máximo esplendor cuando están en pleno vuelo.

 

 

Son aves solitarias, rara vez se les encuentra en grupos y esto ocurre sobre todo cuando están anidando; el macho y la hembra construyen los nidos juntos, que suelen ser enormes y encontrarse generalmente cerca de alguna corriente de agua. El nido más grande del que se tiene registro, medía alrededor de tres metros de ancho por seis de alto y pesaba poco más de dos toneladas.

 

Las águilas y los nativos americanos

Para muchas culturas de nativos americanos el águila calva es un animal sagrado, consideran que vuelan más alto que cualquier otra criatura, por lo que están más cerca del Creador, como señaló Robert Holden, director adjunto del Congreso Nacional de Indios Americanos, cuando solicitaron al Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos (FWS, por sus siglas en inglés) permiso para matar dos ejemplares con fines religiosos. Algunas tribus utilizan las plumas en ceremonias sagradas o como símbolo de honor para personas que lograron una gran hazaña.

 

 

 

Texto: Alicia Gutiérrez y Alejandra Millanes ± Foto: SENS / ALASKA TOURISM / I ORISE / SOAS ALAKS / XDESK / ANIMALS ALASKA / RVS / ROGER ST / IMGUR / STYKE FAVOR