El mar muerto iraní regresa a la vida

Los lagos salinos del mundo se están secando. Para los científicos y expertos, esto es un hecho alarmante, el cual los ha llevado a buscar soluciones para combatir el cambio climático y la intervención humana, que arrasan constantemente con el medio ambiente. Lo que el resto de nosotros no nos damos cuenta la mayor parte del tiempo es que estos eventos pueden tener efectos negativos en el ser humano, en la vida silvestre y en el bienestar del planeta.

El Lago Urmia en Irán, una Reserva de la Biosfera de la UNESCO, fue alguna vez el segundo lago salino más grande del mundo; ahora el 90% de su tamaño original se ha reducido en solo unas pocas décadas. Su pérdida de flujo de agua se atribuye a los cambios en precipitación y temperatura, además del uso de agua para la agricultura y las presas. La desecación de un lago significa que no hay hábitat para las aves migratorias y la vida marina; los cauces secos también pueden causar tormentas de polvo, que a su vez ocasionan enfermedades respiratorias a los residentes cercanos y afectan la agricultura. Además, propicia la pérdida de minerales, que representan un beneficio económico importante junto con la pesca.

 

 

 

 

 

El lago Urmia ya ha experimentado algunas de estas consecuencias. Su nivel de salinidad ha aumentado dramáticamente, acabando con peces que son cruciales para la supervivencia de aves como pelícanos y flamencos. El exceso de salinidad también es perjudicial para las plantas, creando condiciones adversas para la vida diaria de los locales. En 2016, el lago Urmia cautivó al mundo cuando perdió su tono usualmente verde y se volvió rojo. Por muy bello que este panorama se presente, esta transformación es otro testimonio de los cambios que el lago experimenta constantemente. El aumento de salinidad tuvo como consecuencia que las algas Dunaliella salina que crecen en el lago se multiplicaran y produjeran carotenoides para absorber la luz; este proceso vuelve el agua roja.

¿Está todo perdido? No necesariamente. Se puede reducir el bloqueo de agua por parte de las presas y se puede mejorar la gestión del agua. El gobierno tiene que trabajar con las comunidades para prevenir el desperdicio innecesario de agua, y el apoyo internacional es esencial para hacerlo posible.

El lago Urmia se encuentra entre las provincias de Azerbaiyán Oriental y Azerbaiyán Occidental en Irán, y tiene una longitud máxima de 140 km, una superficie de 5,200 km2 y una profundidad máxima de 16 m. Es uno de los muchos tesoros naturales en Irán, y su conservación es importante para restaurar los beneficios que tiene para la supervivencia humana y de la vida silvestre. En los últimos años se ha reportado que el lago ha ido recuperando parte de su volumen en comparación a su estado más crítico en 2014. Aún queda mucho por hacer para restaurar el Lago Urmia a su antigua gloria, y evitar que más lagos salinos alcancen un estado de extinción.  

 

 

 

 

Texto: Ashanti Rojano ± Foto: Gulf Insider / el Semario / Irán Cultura / AT / Irán Cultura / Tabriz / PNT