Pionero del prêt-à-porter, fue mundialmente reconocido por ser el primero en explotar su nombre como marca en artículos que van desde perfumes hasta automóviles.

El mundo de la moda está de luto, luego de que la familia de Pierre Cardin hiciera público que el gran diseñador de moda había muerto en el hospital Neuilly, al oeste de París, este 29 de diciembre, a los 98 años.

El famoso diseñador nació el 2 de julio de 1922 en San Biagio di Callalta, Italia. Hijo de inmigrantes, se estableció en Francia al igual que sus padres huyendo del fascismo de comienzos del siglo pasado.

Su familia lo definió como el hombre “de múltiples talentos y energía inagotable”, considerando aun a su avanzada edad continuaba dirigiendo y trabajando en su legado. “Trabajo, trabajo, trabajo”, así es como describió su fórmula para la eterna juventud.

Abrió su Maison propia en 1950, luego de ser el primer trabajador en la entonces desconocida Christian Dior, haciéndose aún más famoso por llevar la ropa de diseñador a las masas, gracias a que fue uno de los precursores de la moda producida en serie.

Participó en el resurgimiento de la alta costura en la Francia de la posguerra con Paco Rabanne, alcanzando el éxito gracias a sus famosos vestidos de burbujas con estética futurista. Era un jugador y artista al momento de combinar materiales, colores y formas.

 

 

En 1978, fue uno de los primeros inversores extranjeros en establecerse −y apostar− en el continente asiático, consiguiendo convertirse en el primer modisto occidental tras desfilar en Pekín, China, un año más tarde.

Cardin logró, antes que otros, abrir espacios al género masculino en las pasarelas de moda y llevaba siempre en mente la intención de llevar la alta costura a las calles; de ahí que adoptara un sistema a gran escala de licencias que asegurara la distribución de su marca a todo el mundo.

Con el paso de los años, se convirtió en el primero en el mundo en licenciar su marca; poco más de 60 años después, su nombre puede encontrarse en accesorios, perfumes, cigarrillos, agua mineral, afeitadoras, mobiliario para el hogar, entre otros artículos.

“Tuve olfato para comercializar mi nombre”, explicó en una de sus tantas entrevistas.

“Siempre tuve mi cabeza en el futuro, siempre he creado para los jóvenes”. Pierre Cardin era también un hombre de negocios, quien utilizó sabiamente su riqueza para adquirir propiedades residenciales premium en París; una de sus compras fue el restaurante de la Belle Epoque Maxim’s, que forma ahora parte de la Academia de Bellas Artes de Francia desde hace 28 años.

En 2007, Cardin dijo al diario alemán Sueddeutsche Zeitung: “¿El dinero arruina nuestras ideas? No sueño con el dinero para nada, pero mientras estoy soñando, estoy haciendo dinero. Nunca de ha tratado de dinero”.