Varios compositores, todos extranjeros, se dejaron cautivar por la belleza natural de Escocia y sus raíces folklóricas. Surgieron algunas composiciones que forman parte del repertorio básico y es un placer comentarlas.

Felix Bartholdy Mendelssohn nació en Hamburgo, Alemania, el 3 de febrero de 1809 y murió en Leipzig el 4 de noviembre de 1847. Pocos son los favorecidos con la suerte de la fortuna y por su sonrisa tierna se ganó el apodo de “el feliz” Mendelssohn. El amor de sus padres, obviamente gentiles y sensibles, le dio los mejores tutores garantizando una educación completa. El hogar de los Mendelssohn y sus jardines en Berlín se convirtieron en un rendevous musical abierto tan pronto como el joven Félix aplicó su batuta a una orquesta juvenil que había organizado para los domingos. Él tocaba el piano, el órgano y la viola, además de componer música para estas tertulias.

Los compases que describen a las hadas del Sueño de una Noche de Verano que compuso a los 17 años aún ejercen su encantamiento. A los veinte se programó y dirigió a profesionales en una resurrección de la Pasión según San Mateo, de Bach, que nadie conocía. Prendido por la belleza del contenido, hizo lo humanamente posible para abrirse el oído al genio de Bach. La fundación del Bach Gesellschaft (Asociación de Bach) en 1850 después de la muerte de Mendelssohn es uno de los muchos resultados de sus esfuerzos.

Viajó incansablemente atrayendo la mejor música e intérpretes fuera a donde fuera. Bien parecido, uno de los mejores pianistas de sus tiempos y lingüista destacado fue estimado especialmente en Londres que en mucho prefirió a París. Sus cartas son encantadoras y describen vivamente las experiencias de sus viajes.

Cuando se convirtió en director del Gewandhaus de Leipzig, duplicó sus actividades dominicales de su juventud. Rossini y Chopin lo visitaron, Ferdinand David era su violín concertino y formó una profunda amistad con Robert Schumann. Dirigió la sinfonía La Gran do mayor de Schubert, descubierta por Schumann en Viena. Organizó y dirigió el primer Conservatorio Alemán de Música en Leipzig al cual atrajo a un brillante grupo de maestros, además de viajar regularmente de Leipzig a Berlín y a Dresden para dirigir las orquestas de la Corte. Su vida hogareña al lado de su esposa y cinco hijos era feliz.

Jascha Heifetz, el famoso violinista dijo de su música: “Si es concebible que la música de Mendelssohn pudiera morir, entonces toda la música puede perecer”. Maravillosamente pulida y fluida, se le acusa de tener poca profundidad pero en su camino natural y ordenado brillan melodías deliciosas que pueden compensar cualquier carencia. Las Sinfonías Italiana, Escocesa y Reforma y la obertura de la Gruta de Fingal son obras programáticas plenas de imaginación; el oratorio Elías es una de las grandes creaciones corales del género, así como las canciones y piezas para piano y el irresistible Concierto para Violín están a la altura de los más altos logros. Al perpetuar los ideales de Mozart y Bach, en el desarrollo de compositores contemporáneos y revivir a aquellos víctimas de la negligencia en el pasado, le hizo a la música un servicio invaluable. Sus atributos personales y profesionales son tan admirables que pensar en su muerte  prematura es doloroso. Tenía 38 años.

 

 

 

 

Sinfonía No. 3 Escocesa 

Compuesta en 1842.

En el verano de 1829, Félix Mendelssohn llegó a Edimburgo para visitar la capilla en ruinas de María Estuardo. La melodía inicial de la Sinfonía Escocesa sirve de guía. Después de una caminata por las montañas regresó a Alemania, y pronto continuó a Roma en donde dijo que era imposible dejar la nostalgia del clima húmedo de Escocia. Sus pensamientos son indelebles en la Sinfonía Escocesa (no 3 de las cinco que compuso). El primer movimiento recrea la nostalgia y su atmósfera. La melancolía cede a un tercer tema que exhibe la magistral ligereza con que el músico maneja sus impresiones de una tormenta y un ventarrón que atraviesan la capilla en ruinas. Los primeros compases forman una transición en un Scherzo.

El segundo movimiento es el más bucólico y se siente un bienestar que seguramente nace de las raíces escocesas. Esta nota se desvanece antes de terminar. El rico potencial de Mendelssohn muestra maestría al introducir una marcha contrastante antes de devolver el tema principal a la orquesta. El final tiene el título de «Allegro guerrero» que describe las guerras entre los clanes. El encuentro de la batalla está brillantemente escrito y culmina con cambios notables que perecen al anunciar un mundo mejor. Max Bruch es un nombre que lo inmortalizó con un famoso Concierto para Violín en sol menor pero no menos distinguida es su Fantasia Escocesa y el Kol Nidrei, ambas producto de la madurez del compositor. Bruch nació en Colonia en 1838 y murió en Friedenau en 1929. Sus composiciones son sinceras, melodiosas, de una estructura magistral y con el encanto de los aspectos descriptivos. Tuvo menos talento que Mendelssohn, Schubert o Brahms y los expertos lo han comparado en estilo con los tres.

 

Fantasía Escocesa para Violín y Orquesta Op. 46 

Compuesta en 1880.

Varias de las novelas de Sir Walter Scott estimularon la creación de la Fantasía Escocesa que estrenó en Hamburgo en 1880 Pablo de Sarasate. En cada uno de los cuatro movimientos un canto folklórico escocesa que Bruch recopilo en 1863.

Después de la Introducción del primer movimiento escrito para los metales hace su aparición la melodía “Old Robb Morris”. Nuevamente hay un prefacio para el segundo movimiento en tiempo de danza vivaz: Canción del Molinero Polvoso, primero tocado en la orquesta y después entregado al solista. El movimiento lento “Estoy triste por la ausencia de Johnnie” es ejecutado por la orquesta para adornar el solo de violín. El Finale abre su paso decisivo describiendo el valor heroico de los escoceses y sus triunfos en la batalla. La melodía se llama “Escoceses somos” y encierra nobleza y temas nostálgicos. Termina esta obra maestra con tono triunfal y amor patrio. Esta joya de la literatura violinística es un tesoro musical que nadie debe de perderse. Literalmente nos trasporta a la Escocia románica con lirismo irresistible.

 

 

 

 

La pluma de Sir Walter Scott inspiró a varios compositores para crear obras importantes. La jolie fille de Perth (1867) de Georges Bizet. No contó con la aprobación del público ni de le critica pero curiosamente fue un éxito en los primeros montajes por su contenido melódico. Bizet escribió una Suite de cinco selecciones orquestales muy atractiva.  Pese a la influencia de Verdi se asoma el genio de este compositor menospreciado en vida.

La ópera que todos conocen basada en Scott es Lucia di Lammeroor inspirada en La Novia de Lamermoor y favorita de todas las grandes sopranos desde su estreno. Narra un romance que termina trágicamente, envidia, celos, asesinatos y suicidios. Todos los ingredientes que valen la pena en la vida. Esta es la Escocia de finales del S. XVII y es una de las joyas Belcantistas por excelencia, La Donna del Lago inspiró a Rossini para crear otra de sus obras maestras y con lucimiento para las partes principales. Estrenada en el teatro San Carlo de Nápoles en 1819 narra las peripecias de James V que se esconde de sus enemigos en Escocia bajo el alias de Hubert y de su contrincante Roderick. La “dama” que cruza el lago diariamente asiste al Rey y a las víctimas de la guerra de los clanes. Este argumento sucede en Escocia en 1530 y narra la rebelión de los montañeses contra James V. Todo tiene un final feliz y la música es magnífica.

Recientemente ha entrado al repertorio de las óperas principales de Rossini gracias a Montserrat Caballé, Katia Ricciarelli y Joyce di Donato.

 

DISCOGRAFÍA 

Felix Mendelssohn

±   Sinfonías (completas);

Obertura de El sueño de una noche de verano; Las Hébridas Op. 26; La bella Melusina Op. 3; Scherzo en Sol Menor del Octeto Op. 20; Orquesta Sinfónica de Londres, Director, Claudio Abbado (DG).

 

±   Sinfonía No. 3 Escocesa.

Obertura Las Hébridas; Orquesta Sinfónica de Londres,

Director, Peter Maag (Decca).

 

Max Bruch

±   Fantasía Escocesa para violín y orquesta,

Heifetz, New Symphony Orchestra of London, Sir Malcolm Sargent, Director (RCA).

 

Gioaccino Rossini

±   La Donna di Lago (completa).

Producción del Teatro alla Scalla. Riccardo Muti,

Director (EMI).

 

Georges Bizet

±   La Jolie Fille de Perth (completa);

Nouvelle Orchestra de Radio France, Georges Pretre,

Director (EMI).

 

Gaetano Donizetti

±   Lucia di Lammermoor;

Sutherland, Pavarotti, Milnes; Orquesta Sinfónica de

Londres, Richard Bonynge, Director (DECCA).

 

 

 

 

 

 

Texto: Ricardo Rondón ± Foto: F. Axel Carranza