Civilización que resurge de las sombras

Existió durante la Edad del Bronce y la Edad del Hierro. Su evolución abarca desde aproximadamente el 1600 a.C. hasta el 1180 a.C.

La civilización hitita es considerada una de las más enigmáticas y menos recordadas de la historia antigua. Floreciente en la vasta región de Anatolia, en el actual territorio de Turquía, esta cultura, de origen indoeuropeo, dejó un legado significativo que ha sido recuperado por arqueólogos e historiadores.

Sus orígenes se remontan a mediados del segundo milenio a.C., ubicándolos como un pueblo de habla indoeuropea que migró desde Europa hacia el este, cruzando los Balcanes y estableciéndose en la fértil zona de Anatolia. Hacia el año 1600 a.C., fundaron la ciudad de Hattusa, que se convertiría en su capital y centro neurálgico.

Dedicados inicialmente a la labranza y el pastoreo, los hititas vivían en pequeñas aldeas. En su evolución, se organizaron en una estructura política más compleja, dando lugar al surgimiento del Reino Antiguo de Hatti, que luego se desarrollaría hacia el poderoso Imperio Hitita. Desarrollaron una compleja sociedad que incluía nobles, artesanos, comerciantes y campesinos, bajo un sistema monárquico, con un rey al frente, quien también tenía un papel religioso como sumo sacerdote.

 

 

En el ámbito religioso, el hitita era un pueblo politeísta, desarrollando una mitología compleja y rica que combinaba influencias indoeuropeas y locales de Anatolia. Sus dioses y diosas reflejaban aspectos de la naturaleza y se asociaban con distintos fenómenos, convirtiéndose en parte esencial de la vida cotidiana y los asuntos políticos y militares de la civilización hitita.

Su sociedad se caracterizó por su capacidad para adoptar y adaptar elementos culturales de las poblaciones conquistadas, lo que les permitió consolidar su poder y diversidad cultural.

Los hititas fueron pioneros en el establecimiento de un sistema legal y una administración centralizada. Crearon uno de los primeros códigos legales conocidos como el Código de Telipinu, que abordaba temas relacionados con la propiedad, la herencia y los derechos matrimoniales. Su enfoque en la justicia y la igualdad influyó en otras civilizaciones posteriores.

Con Egipto establecieron el Tratado de Kadesh, uno de los primeros acuerdos de paz registrados en la historia. Estos tratados no solo ayudaron a mantener la armonía entre las dos potencias, sino que también proporcionaron un modelo para futuros pactos diplomáticos en el mundo antiguo.

 

 

Esplendor bajo el reinado de Hattusili I

Sus habitantes vivieron la magnificencia en el siglo XIV a.C., bajo el reinado del rey Hattusili I, cuyo imperio marcó el inicio de una expansión significativa del imperio hitita. Posteriormente, durante el mandato de Suppiluliuma I, aproximadamente en el siglo XIII a.C., el reino alcanzó su máximo desarrollo, abarcando una vasta área que se extendía desde Anatolia hasta partes de Mesopotamia (actualmente Irak) y Siria.

Considerado uno de los primeros pueblos en utilizar el hierro para la fabricación de armas y herramientas, descubrimiento les permitió establecer una poderosa presencia militar y comercial en la región.

La herencia cultural de los hititas es tan enigmática como su historia. Uno de los legados más notables de esta civilización es su lengua, el hitita, considerada el más antiguo de los idiomas indoeuropeos conocidos. A través de los descubrimientos de tablillas de arcilla en Hattusa y otros sitios arqueológicos, los investigadores han logrado descifrar en gran medida el enigma hitita, lo que ha sido fundamental para el estudio de la evolución lingüística de los pueblos indoeuropeos.

 

 

Arte y arquitectura

El arte y la arquitectura hititas son otro legado destacado, al utilizar la técnica del bajorrelieve, esculpieron magníficas obras en los muros de templos y palacios, retratando a reyes, dioses y escenas mitológicas, especialmente la construcción de las majestuosas Puertas de los Leones, en Hattusa.

También se destacaron en la cestería de bronce, creando objetos decorativos de gran belleza y detalle, algunos de los cuales se exhiben en museos de todo el mundo, como el Británico, el Louvre y el Pérgamo de Berlín.

Sobresale el Museo Arqueológico de Çorum, uno de los más modernos de Turquía, en la ciudad del mismo nombre, a 250 km de la capital turca, Ankara. Ahí se muestran enseres únicos de la Edad del Cobre y la temprana Edad del Bronce de los hititas. Destaca la esfinge de Bogazköy, que data del siglo XIII a.C., una de las cuatro labradas para decorar las puertas de Hattusa, que representa una figura con rostro humano, cuerpo de león y grandes alas de águila; era considerada el guardián de la puerta de entrada.

Otra figura estelar del Museo Arqueológico de Çorum es la cabeza de un dios, labrada en piedra, que data de los años 1200 y 1650 a.C., detallando perfectamente el rostro. Otra pieza estelar es un cántaro de cerámica de dos metros de altura, con la cabeza de toro en la parte superior, que simboliza al Teshub, nombre dado al dios del Cielo y de la Tormenta en la mitología hitita.

 

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Caída del imperio

A pesar de su colapso, aproximadamente en 1180 a.C., debido a invasiones de los llamados pueblos del mar (grupo de habitantes de la Edad del Bronce que migraron hacia Oriente Próximo, navegando por la costa oriental del Mediterráneo) y luchas internas, el legado histórico de los hititas ha perdurado en la memoria y la cultura de la región. Estudios recientes revelan que alteraciones medioambientales que provocaron un clima más frío y seco pudieron ser la verdadera causa del ocaso de los hititas.

Tras la caída del Imperio Hitita, Anatolia se fragmentó en una serie de pequeños reinos y ciudades-estado. Muchos de estos estados adoptaron elementos de la cultura hitita y continuaron utilizando el hitita en inscripciones y documentos durante siglos después de su colapso.

El legado histórico de los hititas también se extiende a través de los relatos de otras civilizaciones antiguas, como la egipcia, asiria y babilonia, que los mencionan en sus textos.

Estas referencias arrojan luz sobre las interacciones políticas y comerciales de la época, revelando la importancia de los hititas en la escena internacional de la Edad del Bronce.

Los recientes hallazgos arqueológicos, especialmente las tablillas de arcilla halladas en las ruinas de Hattusa y otros sitios, han proporcionado una valiosa fuente de información, permitiendo una mejor comprensión de los hititas y su papel en el desarrollo y evolución de las civilizaciones del mundo antiguo.

 

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Fuentes Bibliográficas

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Cline, E. H. (2014). 1177 B.C.: The Year Civilization Collapsed. Princeton University Press.

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Texto: Amura ± Foto: Osprey, Adam Hook, World History, WPT, Art Photo Prints