En el marco de la Semana del Diseño de Milán 2025 (MDW 2025), Hermès propone una experiencia visual que se aleja deliberadamente de los excesos para centrarse en la esencia del objeto.

Bajo la dirección artística de Charlotte Macaux Perelman y Alexis Fabry, Hermès presenta una instalación marcada por la pureza del blanco, que actúa como telón de fondo silencioso para su nueva colección de artículos para el hogar.

La propuesta ocupa una vez más La Pelota, una antigua cancha deportiva de la década de 1940 que ha albergado diversas instalaciones de la marca en años anteriores. Esta edición, sin embargo, introduce un cambio notable de enfoque: en lugar de estructuras marcadamente artesanales, Hermès opta por un lenguaje más depurado y conceptual.

La instalación está compuesta por grandes cajas blancas suspendidas sobre un suelo igualmente inmaculado. Estas estructuras, descritas por los directores artísticos como “casi incoloras”, funcionan como pedestales contemporáneos que enmarcan cuidadosamente los objetos exhibidos.

La sobriedad del entorno permite que los colores vibrantes de la colección se proyecten como sutiles halos cromáticos, interrumpiendo de manera elegante la monocromía predominante.

“Para diseñar un objeto, para fabricarlo, se necesita una caja. La puesta en escena es una búsqueda del objeto”, explica Macaux Perelman. Este enfoque se traduce en una presentación casi museográfica, en la que cada pieza se revela con intención y mesura.

Entre los diseños destacados se encuentra una mesa auxiliar de cristal lacado creada por el diseñador Tomás Alonso. La pieza se completa con un tablero redondo de cedro japonés, giratorio, y un acolchado interior en tono rosa acabado en cuero repujado. Por su parte, el diseñador irlandés Nigel Peake presenta un juego de vajilla de porcelana de 33 piezas, decorado con delicados motivos de acuarela y dispuesto como si se preparara una comida ceremonial.

Otros elementos incluyen mechones de cachemira tejidos a mano, presentados como obras de arte textiles; jarrones de vidrio soplado con “chaquetas” de cuero de patrón entrecruzado que remiten a las tradicionales mantas ecuestres; y un diseño del artista parisino Amer Musa, con lunares aplicados inspirados en juegos infantiles.

“La caja contiene el objeto, la idea que tenemos de él y el sueño que inspira”, concluye Macaux Perelman, evocando la metáfora del bloque de mármol que guarda la forma latente de la escultura.

En una edición del Salone del Mobile donde proliferan propuestas audaces y exuberantes, Hermès ofrece una pausa contemplativa. Su instalación invita a observar con detenimiento y a redescubrir la poesía en la forma, el color y el silencio.