El invierno es la temporada más larga. La primera nieve cae en la mitad de septiembre, los lagos, los ríos y las bahías se congelan. La magia del invierno empieza. Las temperaturas bajan desde -25 hasta -40 °C. El cielo suele ser azul pero el clima puede cambiar en segundos, y las tormentas aparecen en un parpadeo. El sol sale algunas horas. La noche parece eterna y es helada, con un cielo lleno de estrellas. Y de repente aparecen las luces boreales con colores verde, rosa y púrpura.

En verano los días son más largos, la nieve se eclipsa. En junio, los lagos se descongelan, los mosquitos aparecen. La noche es breve, el sol baja en el horizonte y desaparece por algunos minutos dejando su resplandor, las estrellas no se aprecian. Es la época para observar a los caribúes y sus crías, la migración de aves, como patos y gansos, la migración de salmones, desde los lagos hacia el mar, y la llegada de las ballenas.

 

 

En agosto, las flores árticas estallan en tonos vivos, y pronto se cosechan los frutillos. Se han registrado 433 plantas diferentes en ese mundo de las largas sombras, por ejemplo, achilleas, anémonas, cárex, chamerion, eriophorum, juncos, minuartias, pediculares, rododendros, y saxífragas. Crecen y florecen en ese corto verano, inundando color a la tundra, invitando a los insectos a encontrar su alimento. La magia del verano está en el aire y los inuits instalan sus campamentos.         

 

Texto: Patrick Monney ± Foto: Patrick Monney.