Inmerso en la piscina, gozando del suntuoso calor de la costa Oaxaqueña, uno se hunde en un sentido de placer supremo, disfrutando de la maravillosa vista sobre la playa de Mazunte y San Agustinillo. La vista se pierde entre los pliegues de las montañas, las islas y Punta Cometa, el extremo más al sur de América del Norte.

Casa Pan de Miel es un rincón preservado que permite disfrutar de esos momentos mágicos que ofrece esa costa misteriosa donde se entrelaza la cultura con la belleza. Su comedor se alberga bajo un techo de palma soberbio que nos protege del sol mientras se abre su vista panorámica y se escucha el batir de las olas contra las rocas. A nuestros pies se abre la alberca con vista infinita y cada una de las encantadoras habitaciones regalan una de las mejores vistas sobre el océano, infinita, alumbrada por el azul del agua y lo blanco de las olas.

 

 

Disfrutar del excelente desayuno con las mermeladas y los panes hechos en casa es el primer placer del día, acompañado por las atenciones de Anne o Mariana. Uno puede seguir las baladas del mar para nadar con las tortugas y delfines, o simplemente relajarse en la playa jugueteando con las olas o haciendo surf. Pasear en la tarde, y gozar de los mejores restaurantes son otros manjares de Mazunte. El último placer del día es meterse en la piscina a la luz de la luna, escuchando el mar, flotando en un inmenso paraíso desde el balcón natural y maravilloso que es Casa Pan de Miel.

 

 

 

Texto: Patrick Monney ± Foto: Patrick Money