En Le Brassus, cuna de la tradición relojera suiza, Audemars Piguet continúa honrando su legado artesanal de 150 años con dos nuevas interpretaciones del icónico Royal Oak Offshore Cronógrafo Automático, que llevan la cerámica a un nivel sin precedentes.
Con estas dos referencias, la manufactura reafirma su maestría técnica y estética. El primer modelo presenta una caja de 43 mm en cerámica negra, acentuada con bisel, corona y pulsadores de cerámica verde [foto inicial]: una primicia en este diámetro. Los contrastes de titanio en fondo, protectores y pernos añaden carácter a una pieza que equilibra robustez y sofisticación. Su carátula en verde oscuro “Méga Tapisserie”, contadores acaracolados y realce negro complementan una correa de piel texturizada y otra de caucho negro, intercambiables, gracias al sistema integrado.
La segunda versión apuesta por una elegancia monocromática. Con caja de 42 mm y brazalete fabricados en cerámica negra, este Royal Oak Offshore se presenta como un manifiesto de diseño sobrio y contundente. La carátula sigue la línea tonal con detalles galvánicos, mientras los tornillos hexagonales de acero y el monograma AP rompen con precisión su estética homogénea.
Ambas referencias laten al ritmo de lo último en mecánica relojera: los calibres 4401 y 4404, desarrollos propios con función flyback, rueda de pilares y embrague vertical para máxima precisión. La masa oscilante de oro rosa de 22 quilates, visible a través del fondo de zafiro y titanio, exhibe acabados como Côtes de Genève, achaflanados, rayos de sol y cepillado circular, todo ejecutado a mano.
Pero más allá de su belleza técnica, la verdadera proeza está en la cerámica. Audemars Piguet ha dedicado diez años de investigación para elevar este material al nivel de nobles como el acero o el titanio. Cada componente requiere una receta precisa de óxido de zirconio, pigmentos y aglutinantes, horneados a más de 1,400 °C, donde el más mínimo desvío arruinaría el resultado. El reto cromático y la resistencia alcanzada son comparables al arte culinario más exigente, donde el acabado final –pulido, satinado, ensamblado– es tan importante como la materia prima.
Estas nuevas versiones del Royal Oak Offshore no sólo reafirman el dominio de Audemars Piguet sobre la cerámica, sino que celebran la evolución de una manufactura que entiende el tiempo como una fusión entre innovación y herencia. Como bien lo resume Thibaut Le Loarer, director de Investigación: “Dominar sus posibilidades creativas ha sido un hito decisivo”.