Fundada hace 175 años, la maison Cartier se mantiene como una de las favoritas entre los grandes coleccionistas de joyas y las familias reales.

Prueba de lo anterior fue la tiara de diamantes Cartier Halo que lució Catherine Middleton, ahora duquesa de Cambridge, para su boda con el príncipe William en 2011, comentan los expertos de la casa de subastas Christie’s, quienes ofertan la joyería procedente del famoso establecimiento.

En París, el joven Louis-François Cartier fundó en 1847 la casa joyera que llevaría su apellido, y posteriormente, en 1874 su hijo Alfred tomó el mando de la empresa. El auge de Cartier vendría con los tres hijos de Alfred, Louis, Pierre y Jacques, quienes la llevaron a convertirse en una marca reconocida, al recibir en 1904 la Royal Warrant (autorización real como proveedor de la Casa Real Británica), proporcionando joyas al rey Eduardo VII y su corte.

La apertura de la tienda insignia en la Quinta Avenida de Nueva York, en 1917, significó el impulso definitivo de Cartier. Su clientela abarcaba a la realeza, las estrellas de cine de Hollywood y los magnates de los negocios, entre ellos el rey Farouk de Egipto, la duquesa de Windsor, Elizabeth Taylor, Grace Kelly y Clark Gable, quienes visitaban a Cartier para adquirir o sugerir la creación de sus joyas.

Los coleccionistas de diamantes más exigentes acuden a Cartier para el montaje de sus piedras, entre ellos Salomon Barnato Joel, director de Barnato Brothers y de Beers Consolidated, quien amasó su fortuna en las minas de diamantes de Sudáfrica, y en 1912, le pidió a Cartier le diseñara el montaje de cuatro de sus mejores diamantes. Entre creaciones memorables de Cartier, están:

  • Anillos Cartier Trinity. Los famosos tres anillos de Cartier hicieron su aparición en 1924, durante la explosión del Art Deco. Fue diseñado por Jean Cocteau, el escritor, pintor, cineasta y poeta francés, gran amigo de Louis Cartier.

 

 

  • Panthère Cartier. En 1914, el primer Gran felino apareció en la familia Cartier mediante un reloj de pulsera con el motivo de una pantera con manchas de ónix, creado por el diseñador francés Charles Jacqueau. Durante más de cien años, los icónicos felinos Cartier han pasado por diversas variantes y son imprescindibles entre los coleccionistas de joyas.

 

 

  • Tutti-Frutti de Cartier. Jacques Cartier visitó la India en 1911 y en Delhi, Calcuta y Bombay, adquirió a precios moderados rubíes, zafiros y esmeraldas indias, talladas con motivos florales. Los talleres de París asimilaron los diseños indios en un nuevo estilo con múltiples gemas, muy alejado del rigor típico de las joyas Art Deco puramente basadas en diamantes, y que se conocerían con el nombre de Tutti-Frutti.

 

 

  • Love y Juste un Clou. El italiano Aldo Cipullo creó en 1971 dos de los diseños más icónicos: Love y Juste un Clou, minimalistas, caprichosos e ingeniosos.

La pulsera Love, una banda en dos secciones, debe atornillarse con la ayuda de un destornillador, proporcionado por Cartier. Una vez en su lugar, la pulsera no se debe quitar, y en un brillante movimiento de marketing, Cartier obsequió brazaletes Love a las parejas de Hollywood más famosas de la época, incluidos Elizabeth Taylor-Richard Burton y Steve McQueen-Ali McGraw.

  • Cartier Mystery. Inspirado en los relojes mágicos de Jean Eugène Robert-Houdin, el célebre ilusionista del siglo 19, Maurice Couët, un joven relojero de Cartier, creó en 1913 el Mystery clock. En 2010, Christie’s de Nueva York vendió un Mystery clock en 710,000 dólares.