El famoso Premio Nobel de Literatura estadounidense, Ernest Hemingway, siempre tuvo una relación muy estrecha con el Caribe. Desde 1934, a bordo de su yate “Pilar” gustaba de recorrer esta región dedicándose a la pesca. En 1939 se estableció en Cuba, donde vivió por 21 años hasta 1960, un año antes de su muerte, aunque no de forma ininterrumpida, pues constantemente viajaba por el mundo entero.

 

 

 

Sin embargo, sus años en la isla fueron sumamente productivos. Ahí escribió Al otro lado del río y entre los árboles, cuyo fracaso ante la crítica le hizo escribir la que sería su principal novela, El viejo y el mar, obra realizada en tan sólo ocho semanas y que le llevó a ganar el Premio Pulitzer en 1952 y el Nobel de Literatura en 1954. Esta obra está inspirada en los pescadores cubanos a los que veía trabajar cuando acudía él mismo a pescar al pueblo de Cojímar, tal y como lo reconoció en una entrevista que le hicieron para la televisión cubana, en la que también dijo que estaba feliz de ser el primer cubano en ganar el Nobel. La influencia cubana en sus escritos es fácilmente reconocible, no sólo en los ya citados, sino también en algunos publicados después de su muerte, como Islas en el Golfo y El Jardín del Edén. El mar y la pesca siempre fueron su pasión y por eso eligió Cuba para vivir. ¿Qué mejor lugar que el Caribe, con un mojito en la mano, para dar rienda suelta a sus instintos literarios?

En 2011, durante las celebraciones por el cincuenta aniversario de su muerte, Jenny Phillips, nieta del que fuera su editor, dijo en una entrevista lo siguiente: “Los estadounidenses lo conocemos en los libros, bibliotecas o museos, pero en Cuba hay una tradición oral sobre su vida. Está vivo en el paisaje cubano. Para comprenderlo hay que venir aquí”.

 

 

 

 

 

 

 

 

Texto: Rodrigo Borja Torres ± Foto: HMY / PAKKINEN / hmk / JFKLIBRARY / ROB SN / QULS / Eterna cadencia / AMED / KEPTHONEY / PS