“En mi final, está mi principio”

Una de las semblanzas más apasionantes en la historia del Reino Unido y que grandes mujeres de nuestra era refieren como su fuente de inspiración, es la de vida de María Estuardo.

Sin conocer a su padre, desposada en tres ocasiones, dos de las cuales enviudó, y madre de un sólo hijo: el primer rey de la Gran Bretaña e Irlanda; llegó a ser la mujer que unificó al reino de la Gran Bretaña e Irlanda.

Hija y heredera del rey Jacobo V de Escocia y de María de Guisa, fue recibida por un mundo convulso, el 8 de diciembre de 1542, en el palacio de Linlithgow. Un par de décadas antes, había comenzado la Reforma Protestante encabezada por Martín Lutero, misma que causó un baño de sangre sin precedentes y dividió Europa; conflicto al que Escocia, desde luego, no fue ajeno.

El reino que heredó María, con tan sólo seis días de nacida, tenía también una historia complicada. Así, desde pequeña tuvo que luchar en dos frentes: uno interno, entre los diferentes clanes y pueblos que formaban Escocia, y el otro externo, contra sus vecinos del sur, llámense romanos, anglosajones, normandos o los mismos ingleses. Desde el siglo XI el reino de Escocia buscaba de forma reiterada la alianza con Francia, de manera que pudieran conjurar la amenaza que representaban los ingleses, aunque no siempre lo consiguió. Prueba de ello, son los múltiples enlaces matrimoniales entre reyes escoceses (su padre uno de ellos) y princesas francesas.

 

 

 

 

 

El país que se encontró al nacer y el cual le tocó gobernar, era un territorio dividido, cuya población se convertía rápidamente a un calvinismo ambicionado por Inglaterra. Para colmo, nació bajo el rechazo de su padre (el rey de Escocia), quien en esos momentos se encontraba gravemente enfermo de cólera y esperaba con ansia el nacimiento del que sería su heredero, ante la ausencia de hijos varones. Al enterarse del alumbramiento de una niña, de acuerdo con la leyenda, exclamó: “¡Comenzó con una mujer y terminará con otra!”. Esto hacía alusión al hecho de que los Estuardo habían obtenido sus derechos al trono cuando María de Bruce, hija de Roberto I, se casó con Walter Estuardo, cuyo hijo sería el primer rey de la nueva dinastía.

En esas condiciones, especialmente cuando comenzó la lucha por la regencia, que en un principio quedó en manos del duque de Arran y posteriormente asumida por su madre, el panorama para la reina niña pintaba desolador.

 

 

 

 

 

 

Un destino trágico

La desgracia parecía perseguir a la pequeña. Enrique VIII de Inglaterra la pidió en matrimonio para su hijo el príncipe Eduardo, apenas al nacer, con miras a unificar definitivamente los dos reinos, pero ante la negativa de la madre de la joven reina, que prefería la alianza con Francia, la guerra entre ambos reinos se reanudó. A los cinco años, María fue enviada a Francia para casarse con Francisco, heredero del trono galo, mismo al que accedió a los 17 años cuando su marido fue coronado como Francisco II. Entonces su situación internacional se tornó interesante. Reina de Escocia, reina consorte de Francia y heredera del trono inglés, al ser sobrina en segundo grado y la pariente viva más cercana de la reina Isabel I, quien no tenía hijos. El único problema es que María era católica, lo que hacía su posición aun más complicada, pues sus súbditos escoceses eran calvinistas y los ingleses anglicanos, por lo que ninguno de ellos la quería. Para colmo, un año después de ser coronada en Francia se convirtió en reina viuda al morir su joven marido, viéndose obligada a regresar a Escocia, donde comenzó a reinar de inmediato.

Sus actos de gobierno dejaron el ejemplo de una mujer culta e inteligente, que lucha contra una sociedad cerrada e intolerante, pero también habla de una mujer renacentista que por su educación francesa nunca pudo entender a sus súbditos, toscos e individualistas. Decretó la libertad de culto, algo inédito en la Europa de las guerras de religión, y a cambio los calvinistas no le permitieron ejercer libremente su fe católica. A pesar de todo consiguió darle al reino cuatro años de paz, necesarios para que éste recobrara el aliento.

 

 

 

 

 

 

Por desgracia para la reina, su buen juicio en el gobierno se nubló por su mala elección en la vida sentimental. Muestra de ello fue su matrimonio, en segundas nupcias, con su primo lord Darnley, un vividor que por sus ansias de poder intentó eliminar a su propia esposa, la reina, y sumió al país en una terrible guerra civil, hasta que fue asesinado por el conde de Bothwell, con quien María se casó al poco tiempo.

Pero las sospechas del asesinato cayeron sobre ella y una nueva rebelión la obligó a abdicar al trono en 1567 en favor de su pequeño hijo, Jacobo VI. Quizá esto la llevó a tomar una de sus peores decisiones: cruzar la frontera para buscar refugio en la corte de su tía Isabel de Inglaterra; sin embargo, esta última la veía más como un peligro, ya que los católicos no consideraban a Isabel como reina legítima de Inglaterra aduciendo que era la hija bastarda de Enrique VIII; mientras que a María sí se le consideraba como la auténtica gobernante del reino. Sin embargo, Isabel recibió con alegría a su sobrina, pues en su corte podría tenerla muy bien vigilada y, a la vez, ordenó su detención. Los derechos de María al trono inglés provenían de Margarita Tudor, hermana mayor de Enrique VIII, quien se casó con Jacobo IV de Escocia, abuelo de María. Para desgracia de ella, pero por fortuna para ambos reinos, Isabel no tenía ningún pariente más cercano.

Su vida en la corte inglesa ha sido muy estudiada, aunque generalmente sin mucho rigor. Por varios siglos, los autores católicos la vieron como la reina mártir en manos de la perversa inglesa protestante, mientras que los autores protestantes la vieron como la eterna conspiradora al servicio del Papa que buscaba acabar con la Reforma religiosa en Inglaterra y restaurar el catolicismo.

En realidad no era ni una cosa ni la otra. Si bien siempre se le asoció con varias conspiraciones tendientes a derrocar a su tía Isabel, se trataba más bien de personas que utilizaban su nombre sin su consentimiento.

 

 

 

 

María sabía muy bien lo frágil de su posición en Inglaterra y es difícil, por ello, pensar que podría conspirar en contra de la reina.

Por otro lado, María ya había demostrado su tolerancia religiosa al decretar la libertad de cultos en su propio reino, por lo que cuesta trabajo imaginarla conspirando para erradicar el protestantismo de Inglaterra y retornar ese reino al catolicismo. Ella conocía bien la historia de la reina María de Inglaterra, conocida como María la Sanguinaria –también tía de ella– quien nunca pudo reimplantar el catolicismo en su país, a pesar de contar con el apoyo de su marido Felipe, en ese entonces príncipe heredero de España e hijo de Carlos V, el monarca más poderoso de Europa.

Finalmente, el 8 de febrero de 1587 la reina Isabel ordenó su ejecución, tras descubrirse una nueva conspiración que pretendía utilizarla para derrocar a la reina inglesa y a la que María, quizá de forma no tan inocente como algunos pretenden, había dado su bendición.

La tragedia persiguió a María Estuardo desde su nacimiento y hasta el final de sus días de forma trágica, pues se cuenta que el verdugo tuvo que asestar 50 golpes con el hacha para poder cortarle la cabeza. Sin duda un verdugo sin mucho oficio, o bien, demasiado resentimiento por parte de su ejecutora. Pero el legado de María llegó 16 años después, al permitir que su hijo Jacobo se educara en una Escocia protestante. A pesar del funesto destino de su madre, Jacobo se convertiría en el único heredero de Isabel, siendo coronado rey a la muerte de ésta en 1603.

Con su coronación como Jacobo VI de Escocia y I de Inglaterra, cumpliéndose, finalmente, en sueño largamente acariciado por los monarcas ingleses; aunque por ironías de la historia, sería un rey escocés y no uno inglés el que lograría unir ambas coronas. Con el paso del tiempo, las historias populares hicieron que la vida de María alcanzara el terreno de la leyenda, convirtiéndola, sin duda alguna, en la reina más popular de Escocia.

 

Texto: Rodrigo Borja Torres ± Foto: Duncan / Inglaterra / WPD / FFW / Geo-Historia / FREE HISTORY / VYR / GDEWN / HISTORIC SCOTLAND / TUDOR PLACE / THE WF / VIAJET / SAM BECKER / BARABAROSILLO