Una joya medieval del tiempo que se ha vuelto inmortal, reposa en el Ayuntamiento de uno de los lugares más bellos del mundo; la Vieja Ciudad de Praga.

Tal como lo indica su nombre, el reloj astronómico toma en cuenta las posiciones de los astros, contiene los signos del zodiaco y un arte inigualable que oscila entre cada pieza, con pinturas de Josef Mánes y esculturas que desfilan en un acto que desde sus primeros días ha sido admirado por los ojos del mundo y de los tiempos.

Cada hora, esta maravilla, cuya creación se adjudica al maestro Hanuš en el año de 1410, asombra a propios y extraños con su espectáculo único en todo el planeta, así como su perfecto mecanismo que ha trascendido a su legendaria historia.

Se dice que en esos días, para que Hanuš no repitiera su hazaña, fue cruelmente cegado a propósito por los concejales, quienes no querían que existiera otra pieza que igualara esta obra de arte. No se sabe si esto es verídico, pero sin duda, el prodigio jamás se repitió en ninguna otra parte del mundo. Basta con ver su maravilloso desfile a detalle:

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